En la economía global, durante más de 30 años, el sistema fue básicamente así:
1. EE. UU. diseña productos (como iPhones, zapatillas de Nike o coches Tesla).
2. China los fabrica de manera barata (con mano de obra y materiales económicos).
3. El mundo los compra a precios altos, generando enormes ganancias para empresas estadounidenses.
Ejemplo con números:
- Un iPhone cuesta $999 al consumidor.
- Apple se queda con $600 (60%) por diseño, marca y venta.
- China gana solo $10-$15 por ensamblarlo, aunque fabrique 220 millones al año.
Resultado:
- China hace casi todo el trabajo físico, pero recibe menos del 2% del valor total.
- Por cada $1 que EE. UU. gasta en productos chinos, $0.50 vuelven a empresas estadounidenses (por marketing, logística, etc.).
¿Qué está cambiando ahora?
China ya no quiere ser solo "la fábrica del mundo". Ahora también innova y diseña:
La clave: las patentes
- En 2022, China registró 1.5 millones de patentes (vs. 600,000 de EE. UU.), según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.
- Esto significa que la innovación(el corazón del capitalismo) se está moviendo a ciudades como Shenzhen y Beijing.
Nuevos protagonistas:
- Empresas chinas como Huawei (teléfonos), BYD (coches eléctricos), Xiaomi (tecnología), DJI (drones) o TikTok (redes sociales) compiten directamente con Apple, Tesla o Amazon.
- Ya no solo fabrican: tienen su propia tecnología, marcas y acceso a consumidores globales.
¿Por qué esto es histórico?
- Antes: EE. UU. controlaba las ideas (diseño, marcas), China las manos (producción).
- Ahora: China también controla las ideas.
- Consecuencia: El poder económico global se está redistribuyendo. Quien domina la innovación, domina el futuro.
Esto no es solo una guerra comercial:
Es un cambio de era, comparable a la Revolución Industrial. China ya no solo sigue las reglas del sistema: está creando las suyas propias.
Conclusión:
- Hasta ayer: EE. UU. = cerebro, China = manos.
- Hoy: China es cerebro y manos.
- Mañana: Quien controle la tecnología, las patentes y las marcas liderará la economía del siglo XXI.
Y esto…
No es una predicción. Es una transformación que ya está ocurriendo.
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